Pregunta a los líderes políticos: ¿Cuándo es tiempo de quitarse y/o cambiar el rol?
Por: Julio A. Vargas Jiménez – Periodista.
Conocidos ya los resultados de las elecciones presidenciales y congresuales de la República Dominicana, es importante que los líderes político-partidistas del país se planteen de manera sincera y comprometida ciertos cuestionamientos de cara al futuro a mediano y largo plazo. No solamente desde la perspectiva personal, sino también, desde la cosmovisión de la organización política a la que pertenecen.
Tomemos, por ejemplo, a los líderes representantes de los partidos Revolucionario Moderno (PRM), de la Liberación Dominicana (PLD) y Fuerza del Pueblo (FP), Luis Abinader, Abel Martínez, Danilo Medina y Leonel Fernández, respectivamente.
En el caso del reelegido presidente Abinader -quien dijo, en su discurso de agradecimiento del mismo domingo 19 de mayo, tras conocerse los primeros resultados, y que sus adversarios reconocieran su victoria, que no aspiraría a otro mandato más allá del 2028- será necesario esperar para conocer cuál será su próximo paso, ya que es quien tiene el mejor panorama.
Abinader entra a un segundo mandato con buenos niveles de popularidad, y en esta ocasión con mayor porcentaje de votos ya que obtuvo alrededor de un 59% frente al, aproximadamente, 52% obtenido en 2020, cuando alcanzó la presidencia de la República por primera vez.
Asumiendo que el presidente Abinader cumpla su palabra y no aspire a repetir en el 2028, debería desde ya encaminarse a escoger un sucesor que realmente pueda convertirse en esa opción para retener el poder en los siguientes cuatro años y sobre todo mantener el partido unido y a sus dirigentes y militantes empujando ¡TODOS! En una misma dirección.
Este plan tiene varias amenazas, entre las que se destacan las propias aspiraciones de los actuales dirigentes que han demostrado no ser tan potables y el descontento de las bases que no sienten el apoyo de la Dirección Ejecutiva del Partido Revolucionario Moderno en cuanto a aspiraciones de los compañeros ni a la participación en el Estado.
Ese es el -quizá- mayor desafío político para Abinader en estos momentos, no caer en el error histórico de los políticos tradicionales y trascender a la mala y reprochable práctica de querer perpetuarse en el poder y consolidarse como un líder indiscutido dentro de su partido encaminándose a grabar en la piedra de la historia su nombre en letras doradas.
En el caso del expresidente Leonel Fernández -tal vez, el más atractivo para analizar- es necesaria una reflexión introspectiva, comprometida, sincera, consciente, autentica y altruista por parte del “León” que lo mueva a tratar de convertirse en esa estampa política que se merece ser y que merece el pueblo dominicano. Me refiero, particularmente, a la respuesta a la pregunta que titula este artículo.
Leonel Fernández es el primero de los tres que debe preguntarse si es tiempo de quitarse de la política o cambiar de rol ¿por qué? Con el expresidente Fernández pasa algo muy curioso, básicamente, se comprueba que sus estrategias y conclusiones funcionan, pero no él como candidato.
Es decir, Leonel Fernández, demostró con la creación del Partido Fuerza del Pueblo que es un excelso estratega e intelectual ya que logró posicionar a un partido emergente como una segunda fuerza política y principal organización opositora en el país. Además, de lograr representación congresual y municipal, luego de venir de una derrota moral a su salida del PLD.
No obstante, su dilatada trayectoria política con tres periodos presidenciales, sumada a su estrecha relación con ese PLD -aunque hoy en día lo niegue hasta la muerte- que gobernó durante tantos años y que en la actualidad es rechazado por los electores, nos dan cuenta de que él no es el candidato que cree ser (sin intención de quitarle mérito alguno). Esto nos lo prueban las encuestas; escoja la encuesta que quiera y verá que el porcentaje otorgado a Leonel Fernández rondó siempre por el 45% y en los resultados preliminares ofrecidos por la Junta Central Electoral (JCE) rondó entre el 30%.
Para concluir con el caso de Leonel Fernández, este tiene también la oportunidad de trascender y convertirse en ese pilar de referencia para las actuales y futuras generaciones de políticos, colocándose en la historia al lado de figuras como el profesor Juan Bosch, Joaquín Balaguer y -porque no- José Francisco Peña Gómez. Es decir, convertirse en una leyenda viviente de la política dominicana, consultado no solo por los políticos del país, sino, por los de toda la región, ya que potencial de sobra tiene.
Sin embargo, debe cuidar no tratar de imponer a un aspirante, ya que su partido tiene -viéndolo como un ciudadano común- menos opciones de candidatos, y en la actualidad, solo se ve a Omar Fernández como el relevo (este es un tema que me gustaría tratar aparte). El desafío mayor para Leonel es decidir si cambia o no de rol y trabaja en su partido en el fortalecimiento de sus opciones para los diferentes cargos de elección popular.
Por último, pero no menos importante, tenemos a Abel Martínez, que se arriesgó a salir de su zona de confort en un Santiago que, a simple vista, ganaba seguro como alcalde, para timonear un barco que se encontraba a la deriva y sin capitán visible aspirando a la presidencia por un PLD desmoralizado.
Martínez, tuvo todo en contra, se enfrentó a no tener dinero para la “logística”, no ser tan conocido a nivel nacional (por su obra en Santiago y no poder vender lo que hizo en la segunda provincia más importante del país) y tener que luchar con el rechazo y repudio público a la organización que representó y las malas decisiones y relaciones con su equipo de campaña. Esto y más hizo que Martínez y el PLD alcanzaran alrededor de un 10%.
Una pregunta válida es ¿este porcentaje es de Abel o del PLD? Sabiendo que para el 2020 el partido morado con Gonzalo Castillo como candidato presidencial obtuvo alrededor de un 37% es una pregunta que en este momento no me atrevo a responder, sin embargo, considero que Martínez sigue siendo un candidato muy potable para próximos comicios. Tal vez, no dentro del PLD.
Ahora solo queda esperar, al menos, durante los próximos tres años, cuál será el siguiente paso en la vida político-partidista de estos tres líderes, ya que, de sus acciones dependerá el futuro de sus organizaciones.