La derrota del PRM en el Distrito Nacional: Un análisis necesario y oportuno
Por: Pedro Morales comunicador, analista político, consultor en marketing digital, economía digital e inteligencia artificial. Director y fundador de liderazgo noticioso.
El pasado 19 de mayo, las elecciones en la República Dominicana dejaron un sabor agridulce para el Partido Revolucionario Moderno (PRM), se ganó con una amplia mayoría en todos los niveles electivos pero se perdió una plaza importante como es la senaduría del Distrito Nacional. A pesar de los múltiples logros del presidente Luis Abinader y el evidente respaldo popular, la derrota frente a Omar Fernández plantea interrogantes importantes sobre la estrategia y el futuro del PRM, hubo una fuga de votos importantes a lo interno del perremeismo a favor de un contendiente que se espera sea un candidato a futuro en una elección presidencial.
Un análisis que se confirma
Desde hace tres años, he sostenido con firmeza que prácticamente ningún dirigente del PRM estaba en capacidad de enfrentar y vencer a Omar Fernández en una contienda electoral, ya fuera por la alcaldía o la senaduría del Distrito Nacional, razón por la cual nadie puede decir que juego con ventaja con mis palabras. Mis análisis, compartidos en programas de televisión y tertulias con amigos, se basaban en la falta de un candidato emergente, una cara nueva en el panorama de la política dominicana con el carisma y la capacidad de arrastrar masas como lo ha demostrado Fernández, hijo del ex-presidente Leonel Fernández. En repetidas ocasiones, fui objeto de descalificaciones y críticas, argumentando que mi perspectiva no consideraba las particularidades de la política dominicana. Sin embargo, los resultados de las recientes elecciones han confirmado mis teorías.
Los potenciales contendientes del PRM con posibilidades
Entre los pocos nombres del PRM que podrían haber hecho frente a Omar Fernández, David Collado destacaba como una opción viable. Sin embargo, una eventual derrota de Collado habría comprometido sus aspiraciones políticas futuras, incluyendo una posible candidatura presidencial. En cambio, Omar Fernández, con el respaldo de su padre y una trayectoria política en ascenso y considerado como el heredero, tenía un mayor margen de error y menos que perder en esta contienda.
El otro contendiente que, en mi opinión, podría haber representado una amenaza real para Fernández en esta contienda electoral reciente era Tony Peña Guaba. Peña Guaba, con su conexión emocional y política con el legado de su padre, José Francisco Peña Gómez, sin lugar a duda es el estandarte del «peñagomismo», tenía la capacidad de retener los votos de la base del PRM y atraer nuevos seguidores. Sin embargo, su concentración en la labor social del Gobierno y su éxito en programas sociales reconocidos incluso internacionalmente hicieron inviable su participación en esta etapa como candidato electivo.
Hacia una nueva forma de hacer política
Los resultados de estas elecciones no solo reflejan una nueva situación en el panorama político nacional, sino que también indican un cambio en la forma de hacer política en la República Dominicana. La administración de Luis Abinader ha introducido una nueva ética política, alineada con los estándares de transparencia y modernidad observados desde hace algún tiempo ya en otros países. Esta nueva forma de hacer política probablemente verá la institucionalización de debates obligatorios, una mayor participación de candidatos jóvenes y un enfoque renovado en reducir la abstención electoral.
Lecciones y el futuro
Es crucial analizar estos resultados con la mente fría, reconociendo que cada elección trae consigo lecciones valiosas. La alta abstención, similar a la observada durante las elecciones en pandemia, debe ser una preocupación central para todos los partidos. La necesidad de conectar con los jóvenes votantes y asegurar su participación activa es más urgente que nunca.
En conclusión, la derrota del PRM en la senaduría del Distrito Nacional es un llamado a la introspección y a la revisión de estrategias. La política dominicana está evolucionando, y el PRM debe liderar la adaptación a los hábitos y pensamientos de las nuevas generaciones para mantenerse relevante y efectivo.
La cara más positiva de este proceso electoral ha sido el pueblo dominicano por su participación cívica, convirtiendo las elecciones en una fiesta de la democracia, para así seguir construyendo una democracia más robusta y moderna.