Día Mundial contra la Obesidad: estos son los factores que inciden en la ganancia de peso
Cada 4 de marzo se celebra el Día Mundial contra la Obesidad, enfermedad que, antes de la aparición del COVID-19, fue denominada como la pandemia del siglo XXI.
Las personas que padecen la enfermedad de la obesidad, no solo tienen que lidiar con las libras demás, sino también con el estigma en su ambiente laboral, las escuelas y la sociedad en general, lo que afecta la salud física y mental del paciente.
A continuación, una entrevista íntegra a la endocrinóloga Maricela Ramírez, especialista en lipidología clínica, riesgos cardiovasculares y nutrición bariátrica, quien explica sobre los factores que inciden en la ganancia de peso y cómo se debe enfrentar esta enfermedad. La doctora presta servicios en la Torre Profesional Corazones Unidos y en el Centro Médico Vista del Jardín.
—¿Qué es la obesidad?
Es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que tiene componentes genéticos, ambientales y psicológicos, por lo que amerita un manejo multidisciplinario.
Se clasifica, según el Índice de Masa Corporal (IMC), en obesidad grado 1 (IMC entre 30 y 34.9 kg), obesidad grado 2 (IMC entre 35 y 40 kg) y la obesidad grado 3 o mórbida (IMC mayor de 40 kg).
—¿Cuál es la diferencia entre obesidad y sobrepeso?
La diferencia básica es el IMC. Hablamos de sobrepeso cuando tenemos un IMC por debajo de 30 kilogramos y de obesidad cuando es mayor a los 30 kilogramos.
—¿Cuáles factores inciden en la ganancia de peso?
Inciden los malos hábitos alimenticios, y entre estos no solo está la alta ingesta de alimentos ricos en calorías, ultra procesados y ricos en grasas, sino también el mal hábito de saltarse comidas.
Un gran porcentaje de los pacientes que padecen la enfermedad de la obesidad se saltan el desayuno, lo que provoca un enlentecimiento del metabolismo.
Otros factores que funcionan como estímulos para aumentar el riesgo de desarrollar la obesidad son: la inactividad física, periodos de sueño muy cortos y la tendencia a acostarse muy tarde.
A propósito del componente genético, algunos autores dicen que, si tenemos dos padres con el gen de la obesidad, tenemos entre un 50 y un 75 % de desarrollar la obesidad, mientras que con un solo padre tenemos un 40 % de desarrollarla.
Por otro lado está el medioambiente, las personas que se criaron o viven en un ambiente obesogénicos, tiene mayor posibilidad de desarrollar la obesidad, porque todos los alimentos a su alrededor son cargados de calorías y llenos de grasas trans.
A eso se suman los grupo de amigos que solo se juntan para comer, lo clásico es ir a un food truck, ahí se come papas fritas, alitas fritas, refresco de botella y lo que está de moda: la yaroa, que tiene todas las calorías que una persona prácticamente debe comer en una semana.
—¿Cuáles son los riesgos de padecer obesidad?
Pueden desarrollar diabetes mellitus tipo 2, debido a la resistencia a la insulina, que se debe al exceso de grasa en la región abdominal.
Además, las personas con esta enfermedad pueden desarrollar niveles elevados de triglicéridos y niveles bajos del colesterol bueno. También, pueden verse afectados por dolores poliarticulares y por apnea obstructiva del sueño.
Asimismo, tienen mayor riesgo de padecer infartos, infertilidad (en ambos sexos) y accidentes cerebrovasculares. Desde el punto de vista psicológico, tienden a sufrir ansiedad y depresión. Secundario a la obesidad, alteración en niveles de la hormona del estrés y en la que estimula la tiroide.
—¿Cómo se debe abordar la obesidad desde el punto de vista clínico?
Primero como una enfermedad crónica que amerita cambios en el estilo de vida. Eso es lo básico, que el paciente aprenda a adquirir nuevos hábitos alimenticios, moverse más, que aumente la ingesta de agua, que procure tener ciclos de sueño organizados, y por supuesto, en algunos casos, necesitan terapia farmacológica y conductual, que sería el acompañamiento con un psicólogo especializado en esa área.
En el caso de la actividad física, el paciente debe acudir a un especialista con alto conocimiento del acondicionamiento físico con obesidad, porque en muchos casos se le somete a una actividad física que supera su capacidad y por el sobrepeso lo que hace es dañarle sus articulaciones.
—¿Son saludables los métodos para bajar rápido de peso?
No son recomendables. Lo ideal es que el paciente vaya perdiendo peso de forma paulatina, de manera tal que el organismo pueda reconocer esta pérdida de peso como algo fisiológico.
Cuando se tiene pérdida de peso muy brusca, por lo general está asociada a pérdida de nutrientes y la pérdida de peso no busca ese objetivo, sino que el paciente esté nutricionalmente saludable.
Además, esas dietas tienen un efecto rebote que ya está más que comprobado.
Es muy importante que se tome en cuenta que las dietas express pueden causar daños cardíacos, porque al tener un déficit nutricional tan importante y la persona deshidratarse, puede alterar el propio músculo cardíaco.
También, pueden provocar niveles bajos de presión, anemia, caries, problemas gástricos y se ve afectado el electrolito que se llama potasio, que tiene que ver con la actividad funcional de todas las células de nuestro organismo.
—¿Cuántas libras debe perder una persona por semana?
Lo correcto sería dos libras por semana, sin embargo, cuando el paciente tiene un buen apego a las recomendaciones nutricionales, realizando actividad física y recibiendo farmacoterapia, pueden tener una pérdida mucho mayor que esta, pero lo recomendado es un kilogramo por semana.
—¿Cuándo una persona con obesidad califica para una bariátrica?
Está indicada en pacientes con IMC sobre los 30 kg y que tienen una comorbilidad, es decir, enfermedades asociadas que pueden predisponerlo a la muerte, como diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia.
Hay pacientes que tienen un volumen gástrico demasiado grande, que ya han cumplido con varios regímenes y no han logrado alcanzar la pérdida de peso o que lo lograron, pero tienen una re-ganancia, que ya han intentado varios procedimientos para perder peso, sin éxito, entonces estos pacientes pueden optar por una cirugía bariátrica.
—¿Cómo podemos lograr un peso ideal?
Primero, teniendo una alimentación adecuada. Lo ideal es realizarle al paciente una evaluación nutricional para poder determinar sus requerimientos calóricos. Por ejemplo, para un adulto de 70 kg, es de 2 mil calorías por día.
Además, realizar 25 minutos diario de actividad física o por lo menos cinco veces a la semana. Ingerir entre 8 a 10 vasos de agua al día, siempre que no tenga ninguna contraindicación por su condición física. Dormir entre 7 y 8 horas diarias y bajar los niveles de estrés.
—¿Cuáles son las consecuencias de padecer obesidad a nivel social?
Los pacientes que padecen esta enfermedad son sometidos a bullying. Además, existe una falta de empatía hacia ellos de parte de muchas personas, porque algunas veces se les considera como personas sin fuerza de voluntad, cuando en realidad ellos tienen un sinnúmero de agentes endógenos que lo predisponen a esa ganancia de peso.
Otras veces, aunque ellos ingieran cierta cantidad de alimento, si tienen una cavidad gátrica muy aumentada y resistencia a una sustancia denominada leptina, ellos no perciben que comieron grandes cantidades, entonces, debemos ser respetuosos de las enfermedades de cada quien.
En vez de criticar a los pacientes que padecen obesidad, debemos contribuir a que ellos adopten un estilo de vida saludable. Si tienes un familiar que padece esa enfermedad y está tratando de llevar un régimen alimenticio saludable, no es considerable para ellos que todos en la casa empiecen a pedir alimentos ricos en calorías y que a ellos le gustan.
En relación a la obesidad, todos debemos actuar: la familia, los medios de comunicación, el Estado, los centros de educación, los médicos, todos.
—¿Cuál es la prevalencia de la obesidad en República Dominicana?
Salud Pública reportó el año 2021 un estudio que arrojó que el 36.5 % de la población tenía sobrepeso y el 33.6 % padecía obesidad. Además, República Dominicana es el país número 1 de Latinoamérica en el aumento de obesidad en el sexo femenino, y el segundo en el sexo masculino, según un estudio publicado el 2020 que realizó el Imperial College a 112 millones de personas de 200 países.